jueves, 31 de enero de 2008

Mañana lloverá

La última clase es siempre la peor. El cansancio acumulado durante la mañana finalmente vence nuestras fuerzas y nos oprime contra los pupitres. Hoy ha sido otro día vacío de significados, tal vez porque el gran hueco que deja el autoengaño al desvanecerse no puede ser ocupado por las pasajeras afectividades cotidianas. El profesor expone en voz alta su interesante monólogo sobre la lógica kantiana. Al igual que los escritores, los filósofos son seres curiosamente extraños. Todos parecen escandalizarse ante la simplicidad del monótono ciclo de la vida y, para evitar la desesperación, dedican su tiempo a la creación de posibilidades razonables, mundos paralelos, complejas interconexiones conceptuales de difícil comprensión, realidades no acontecidas y toda una extensa gama de metafísicas ridículamente humanas; como si lo que es pudiera adentrarse un poquito en lo que jamás podrá llegar a ser. Aquel que no reconoce sus límites está irremisiblemente condenado a chocar contra ellos, y los ahogados bufidos de la clase parecen confirmar lo que pienso. Al mirar por la ventana puedo captar la fluctuación de memorias olvidadas, sin sentido ni rumbo en el subconsciente. El aire dobla las malas hierbas que crecen junto al edificio y el cielo parece cubierto de ceniza; es muy probable que llueva. Estoy empezando a sentirme mal. La cabeza me da vueltas, las formas parecen desdibujarse en manchas difusas ante mis ojos. Un agudo malestar constriñe ni vientre; creo que estoy enfermando por momentos. Con gran esfuerzo consigo ponerme en pie -todos giran sus inexpresivos rostros hacia el novedoso estímulo- señalando la puerta con una mano mientras apoyo la otra sobre la mesa para no caer de bruces en el suelo. El profesor hace un indescriptible movimiento con su brazo sin interrumpir su discurso, que yo interpreto como la concesión del permiso para abandonar el aula, aunque de igual modo podría ser un recurso más de su repertorio gestual, tan histriónicamente explotado en la explicación de sus abstracciones. Cierro la puerta a mi espalda y me dirijo hacia los servicios a paso ligero. Algo está bullendo, cambiando en mi interior, pero no siento ningún dolor. Comienza a escocerme el brazo derecho. Desabrocho la manga de mi camisa y, para mi sorpresa, compruebo que tengo el antebrazo despellejado, en carne viva; puedo ver el fino entramado de vasos sanguíneos que recorren mi extremidad descubierta, aunque sigo sin sentir el más mínimo dolor. Un intenso olor a orín me golpea al entrar en la estancia de azulejos blancos. Antes de llegar a los lavabos una repentina arcada convulsiona mi cuerpo y vomito un espeso líquido negro. Caigo de rodillas al suelo con los brazos extendidos para evitar el terrible golpe y mi brazo derecho se rompe con un sonoro crujido. Al incorporarme veo mi brazo astillado flotando en el charco oscuro. Tambaleándome intento volver hacia la clase. Una nueva arcada recorre mi tembloroso cuerpo. La masa de mis intestinos rasga la carne, rompiendo la camisa, irrumpiendo al exterior; en un acto reflejo, intento inútilmente mantenerla en su lugar con mi brazo izquierdo. No sé lo que está ocurriéndome, no siento nada. Toda mi epidermis comienza a replegarse sobre sí misma como pergamino viejo y mi carne se cae a pedazos a cada paso. El maxilar inferior se desprende de mi cráneo y mi ojo derecho queda colgando del nervio óptico; lo arranco con un rápido tirón para no perder la estabilidad visual. El dolor físico es ahora sólo el recuerdo de una sensación inexistente. Entre no pocos esfuerzos consigo abrir la puerta del aula. Durante una décima de segundo, mi único ojo percibe fugazmente todos los rostros de los alumnos, justo un instante anterior a su transformación en máscaras de puro terror. Intento hablar, pero me resulta imposible. Gritos inconcebibles inundan la clase cuando la percepción colectiva se hace real y efectiva. Muchos caen desvanecidos sobre sus mesas, otros quedan paralizados por el horror. Mi aspecto ha de ser espantoso, aunque lo cierto es que, mentalmente, sigo siendo yo. Me arrastro lentamente hacia la tarima del profesor, que yace sobre ella con los ojos en blanco. Tras de mí escucho los aullidos dementes de los que consiguen escapar, cada vez más lejanos, reverberando por los amplios pasillos vacíos. Mi cuerpo carece ya de los elementos y energía que lo sustentaban normalmente y caigo hacia delante, decapitándome con el borde de la mesa del profesor; mi cabeza queda encima, cerca de la ventana. Soy sólo consciencia. Soy materia insensible. Puedo ver sobre las montañas del horizonte una bandada de pájaros alejándose. El cielo que todo lo cubre está hilvanado con nubes grises. Mañana lloverá.

La despedida

Era tarde, como las 19:30 estaba solo en mi casa con la simple compañía de mi sobrina, que en aquel entonces tenía menos de 4 años de edad. Todos se habían ido, mi mamá, mi hermana, tíos y demás familiares fueron al entierro de mi abuela, yo la quería bastante, fue como una mamá para mi, ella me crió desde muy pequeño y había pasado mucho tiempo con ella, su muerte fue muy dura para mí. No soy fanático de los cementerios ni mucho menos de la muerte por eso no fui, en fin, estaba viendo la televisión, sentado en la sala como lo hubiera hecho cualquier otro día sólo que en este viviría el miedo en carne propiaMi sobrina estaba como loca, dando brincos y vueltas por toda la casa mientras yo me preguntaba ¿que acaso la muerte de mi abuela no fue nada para ella? pero obviamente era una niña que podía saber ella de muerte, me dispuse a no atenderla y seguir mirando la televisión, después de un buen rato como a las 9 de la noche sentí un ambiente demasiado tranquilo, por un momento dije: bueno que esa niña dejó de molestar y se durmió, pero ella no podía dormir si su mama no estaba con ella, así que me preocupé un poco pero no le puse mucha importancia, seguí viendo la televisión como si nada pasara pero la duda y más que nada el temor de que algo le hubiera pasado a mi sobrina me hicieron ir a buscarla.Comencé a gritarle, a buscarla y después de haber buscado en los cuartos y jardín de la casa la encontré en la cocina, sentí un gran alivio pues ya me había preocupado bastante, pero me llamó la atención que cuando me acercaba a ella me percaté de que tenía la mirada hacia la pared que esta junto a la ventana de la cocina, se estaba riendo, para ser sinceros tenía una risa muy linda pero esta vez sentí tanto escalofrío al verla que preferí ignorarla y simplemente gritarle: !que haces aquí, vámonos a la sala¡ pero ella seguía como si estuviera ida mirando hacia la pared vacía, y sobre todo seguía con esa risa que nunca voy a olvidar.Fui a donde estaba y me senté al lado de ella y le pregunté ¿qué ves? pero siguió sin responder nada, sin esperar lograr nada sentado allí con ella me dispuse a llevarla cargando a la sala, justo cuando me levanté ella dijo algo que no pude escuchar bien por que habló muy bajo y con el ruido que hice al levantarme hicieron imposible escucharlo, así que le pregunté ¿qué dijiste? ella me dijo: Mira no se fue ahí está, al principio no sabía de que hablaba pero no pasó mucho tiempo para imaginar que podía referirse a mi abuela y sentí que mi piel se enchinaba y le dije, no, ella ya se murió no digas eso, vente, vámonos pero volvió a decir:- no mírala ahí está, mi abuela nos está saludando, dice que te quiere mucho.Cuando la oí sentí el miedo más horrible que he sentido en toda mi vida, sin importarme mi sobrina salí corriendo de la casa, hacia el jardín, no sabía qué hacer, me preocupó mi sobrina pero mi miedo era tan grande que la dejé ahí. Comencé a gritarle desde la puerta que se saliera de la casa pero nadie respondía, desesperado me puse a llorar, pensando en si era verdad lo que me dijo y en que haría para sacarla de ahí. La calle estaba desierta, nadie pasaba, ni mis amigos, ni vecinos, nadie y mi desesperación se acrecentaba cada vez mas así que tuve que entrar a la casa por ella pero cuando entre ella estaba en la sala, acostada en uno de los sillones, durmiendo lo cual creí lógico porque eran como las 10 de la noche, pero no había notado que estaba tapada con cobijas que estaban demasiado alto para que ella las alcanzara y mi miedo atacó todo el cuerpo, ¿no sé si han sentido como a veces la gente los mira y una sensación te hace voltear? pues eso sentí, al hacerlo grité muy fuerte pues vi en la división de la sala y el comedor a mi abuela parada viéndome con lágrimas en los ojos, no soporté el pudor, el miedo, la euforia y perdí el conocimiento.Desperté y mi mamá estaba poniendo unas cosas en la mesita que hay junto a mi cama, cuando vio que abrí los ojos, me dijo que si me sentía bien y me preguntó qué era lo que había pasado, aun con miedo le conté lo que paso, ella no sé si lo creyó o no pero me dijo que encontró a varios de mis vecinos aquí en la casa porque decían haber escuchado un grito, y fueron a ver qué pasaba. Supuse que mi familia llegó al poco tiempo de lo que había pasado, pero cada vez que voy solo a la cocina de mi casa el miedo me invade, por las noches no puedo dormir solo y mucho menos quedarme solo aquí en esta casa, aun que a veces pienso que no fue tan malo, tal vez mi abuela solo quería despedirse de mi.

Risas maléficas

Hace algunas horas me he levantado atormentado por una pesadilla, he encendido la luz y he recorrido cada rincón de la casa.La noche esta muy tranquila, a lo lejos solo oigo el cantar de los grillos.Me ubico en el sofá y medito sobre ese sueño morboso, intento hallar una imagen clara hasta que lo consigo.Cierro mis ojos y veo mejor las cosas. Una casa de campo a lo lejos, el trigo meneándose de un lado hacia el otro, un molino quieto y algunas montañas.Comienzo a caminar en dirección del viento, hacia la casa, me acerco cada vez mas y en cuento llego a la puerta dudo en golpear. Respiro hondo unas cuantas veces hasta que consigo dar golpes algo silenciosos, pero sin embargo siento que alguien toma el picaporte y lo jala una serie de veces. En mi cuerpo corre una electricidad que describiría como escalofrió pero no lo noto así, es mas bien como un calor que me quema la espalda, como un hierro caliente atravesándome.Vaya sorpresa al ver a la niña que me atiende, lleva hecha dos trenzas color ceniza y un sombrero de paja. No lleva ropa y deja notar su blanco cuerpo algo rasguñado.hola Ernesto dice con voz fina y clara.Miro hacia los costados porque su voz repica en el silencio y se transforma en un eco que va desapareciendo.¿estas sola aquí? pregunto tomando su mano.mami dice que debo estar sola, que le doy miedo<> <>¿hay alguien mas ahí dentro? señalo hacia adentro.De repente ella hecha a correr hacia el interior y comienza a llamarme:Erneeeesto, ven, vamos a jugarNo se que pensé entonces pero sentí que alguien tomaba mi mano y me comenzaba a arrastrar hacia adentro.Pude ver algunos candelabros colgando del techo, alfombras de buena calidad y unos cuantos retratos. Observando uno vi a esta niñita, con un vestido rojo junto a una señora.La casa me resultaba algo familiar, la atravesé en un instante y al salir por la puerta trasera vi tal escena que temblando describiré.De un poste colgaban tres sogas y de ellas una señora, un niñito y un hombre desnudo.De espalda a mi la niña los observaba y reía a carcajadas que me taladraban una y otra vez.Quede inmóvil, la niña giro sobre el lugar y dijo:te toca a ti, ErnestoRápidamente trate de despertar de tal horror pero por mas que lo intentaba no lo conseguía, la niña seguía riendo y yo duro de miedo sudaba sangre.Vuelvo a despertar precipitado y agitado noto que la casa del sueño era la misma que en la que hoy estoy pasando mi primer noche, será mejor que hable con los de la inmobiliaria.

Nunca viajes solo

Hace algunos años, trabajando en una empresa refresquera, tenía como obligación visitar bodegas de distribución en diversas provincias de mi estado, en puebla, méxico. en ocasiones mi labor se acompañaba de la de otras personas de la embotelladora que hacían diversas actividades y eso nos hacia en ocasiones permanecer dos o tres dias en dicha bodega sin regresar a la capital, la ciudad de puebla. pero entre estos compañeros, habia un auditor de nombre antonio c. a quien llamabamos cariñosamente don toño y quien se caracterizaba por nunca quedarse sin regresar a la capital. el al termino del dia regresaba no importando si el regresar le implicaba volver al otro dia y sea cual fuera la hora el se iba. uno de esos dias, en que como de costumbre regreso a su hogar en la capital, al otro dia llego palido y con su semblante cansado, quizas un poco desencajado y el sin darnos tiempo a preguntarle que habia sucedido nos empezo a narrar que cuando viajaba por la carretera que une la poblacion de tehuacan con la capital, cerca de las 1:30 de la madrugada y al ir por un paraje llamado cuacnopalan, un hombre al borde de la carretera le hizo señas de detenerse, lo cual no hizo por lo peligroso que podia ser por la hora y por el lugar, totalmente solitario. pero cual seria su sorpresa que al no detenerse y al medio voltear su mirada ya el hombre que la habia pedido detenerse viajaba junto a el sentado en el asiento del copiloto de su vw, eso lo asusto fuertemente pero contuvo su miedo y nervisismo para no chocar el auto, pero era muy claro el espectro, de figura fantasmal, medio transparente, y con la mirada perdida. en su desesperacion, don toño, le dijo, quien eres, que quieres, sin obtener respuesta y solo alcanzo a pronunciar una plegaria de proteccion: padre nuestro, que estas en los cielos... y de repente al llegar al punto donde la oracion dice: ...libranos de todo mal! el espectro desaparecio y claro don toño, estaba muerto de miedo. verdad? sueño?, no lo sabemos, quizas don toño, cansado por el trabajo sufrio un sueño mientras conducia y el libranos de todo mal sirvio para despertarlo de una muerta segura. a pesar de eso, don toño, nunca dejo de regresar a su hogar fuera la hora que fuera y según él nunca volvió a ver algo parecido. el secreto se lo llevó a su tumba, ya que murió poco tiempo después de un infarto. pero por si las dudas, cuando viajo solo por las noches siempre traigo en mi mente esa plegaria: ...señor, libranos de todo mal!

miércoles, 30 de enero de 2008

La muñeca

Una niña de 6 años padecía una extraña y desconocida enfermedad. Cada hora del día, le aparecían en la piel unos sarpullidos verdosos y empezaba a escupir espuma blanca por la boca. Ante la grave situación la niña fue ingresada inmediatamente en el hospital de su ciudad donde, después de varias pruebas, los médicos consiguieron encontrar un antídoto que paliaba los síntomas.La niña estaría todavía unos días ingresada en observación para ver su evolución y sacar más conclusiones sobre la enfermedad, por lo tanto su madre se quedaba con ella cada noche para estar con su hija, que siempre que le era suministrado el antídoto pedía estar con su muñeca; su preferida…Una noche, después de ser visitada por su médico, se quedó sola en su habitación, mientras su madre hablaba con él en el pasillo, cuando su madre escuchó el murmullo de su hija, su madre, abrió la puerta y vio que la niña estaba sentada en el borde de su cama, hablando con su muñeca. la madre de la niña, muy disgustada la mandó irse a dormir, la quitó la muñeca y la cerró la puerta. esa misma noche, a su madre le tocaba velar por ella, fue a ver como estaba su hija, y encontró la muñeca de nuevo en su cama, arropada, abrazada a la niña; no se lo explicaba, volvió a coger la muñeca y se fue a dormir. a la mañana siguiente, su madre despertó oyendo el murmullo de su hija, y sintiendo curiosidad de lo que decía, se hizo la dormida y empezó a escuchar: Entonces...tengo que hacer eso, ¿para qué me cures la enfermedad?.la madre no sabía que pensar, abrió los ojos y miró a su hija rápidamente, y vio de nuevo la muñeca sentada al lado suyo, no la pudo decir nada, porque en ese instante entró el médico a decir que la niña estaba curada y que la iban a dar de alta. Al cabo de unos meses, todo iba normal, hasta las costumbres de la niña. una de las costumbres que tenía, era irse al puerto de su ciudad, y sentarse en el muelle a contemplar los peces que había en el mar.se hizo de noche, y se levantó una fuerte tormenta.la niña seguía allí, y empezó a preocupar a su madre, esta llamó a la policía, pero al poco tiempo su madre se acordó de donde se encontraba su hija, en el muelle, fue allí corriendo y la gritó:-¡dónde estabas¡¡me tenías muy preocupada, porque me haces esto, mira que tormenta, volvamos a casa¡.pero la niña ni se inmutaba. su madre se acercó a su hija, la puso la mano en el hombro y la dijo: - estas helada, por favor vas a volver a casa enseguida.pero la niña seguía sin moverse, pero susurró:- yo volveré a casa...pero....tu, mamá... no.su madre la preguntó asustada:- ¿por qué?.la niña volvió a susurrar: porque vas a morir...la niña seguido de esto, cogió a su madre del brazo y la empujó al furioso mar...y se ahogó, la niña corrió hacia un bosque cercano, y allí desapareció. Al cabo de unos años unos pescadores que había allí en el puerto, pescaron con sus redes el cadáver de la madre, y uno de ellos se fijó en que el cuerpo estaba agarrando una muñeca...

La descabezada

Cuenta la leyenda que en una nombrada curva de una carretera de sudafrica, cerca de la ciudad del cabo se aparece un fantasma. según se dice, para que esto suceda tiene que ser una noche de martes y trece y estar lloviendo. lo curioso de la historia es que no es la típica chica de la curva, en esta ocasión se cuenta que la chica, de raza blanca esta completamente desnuda y que sostiene en las manos su propia cabeza a la altura del vientre.varios camioneros aseguran haberla visto y muy pocos se han atrevido a detener sus vehículos. por lo visto la mujer te pregunta si le puedes sujetar la cabeza mientras ella llama a la policía, pero nadie se ha osado a hacer semejante locura, excepto un camionero algo fanfarron. se dice que el hombre decía a sus compañeros camioneros que cuando la viera no sólo iba a parar si no que le iba a sujetar la cabeza para ver que pasaba.llegó el día en el que coincidió martes y trece y de hecho estaba lloviendo a cántaros. el camionero sin pensarselo dos veces cogió el camión y se dirigió hacia la mencionada curva. cierto, el hombre vió el fantasma y detuvo el vehículo, se acercó a ella y esta le pregunto si podía sujetarle la cabeza para poder llamar a la policía. el camionero reconoció que estaba muerto de miedo pero con su valentía de fanfarron le sujetó la cabeza. la mujer se adentró en un cercano bosquecillo hasta que el hombre la perdió de vista. como pasados unos minutos la chica no volvía, el camionero pensó en irse y llevarse consigo la cabeza, así demostraría a sus compañeros que había sido capaz de hacer lo que nadie se había atrevido a hacer y de paso se llevaba un "trofeo", ya que ganaría mucho dinero y se haría famoso. al fin y al cabo, pensó, la cabeza no daba ningún asco ya que la chica era muy bella y el corte del cuello era limpio y sin sangre, únicamente que estaba pálida y muy fría,pero no era ningún inconveniente para él.cubrió la cabeza con su impermeable y la depositó en el asiento copiloto. de repente, vió en el siguiente cruce las luces de un inconfundible coche de policía. le ordenaron bajar del vehículo y le dijeron que tenían ordenes de detenerlo como principal responsable de un atropello con fuga a una anciana. el hombre negó haber atropellado a nadie, pero le dijeron que una mujer había llamado asegurando que había presenciado el atropello relatando los hechos y que incluso les había facilitado la matricula del vehículo. fue entonces cuando otros policías, que se dispusieron a registrar el camión comentaron que había mucha sangre en los peldaños metálicos que dan acceso a la cabina y también en el salpicadero derecho. encontraron el impermeable lleno de sangre, con lo cual el camionero se quedó perplejo, no entendía nada, estaba dentro la cabeza de una anciana. al hombre lo metieron en la cárcel y nada pudo explicarse. ¿que explicación tenía lo que acababa de ocurrir?...


martes, 29 de enero de 2008

Doctrina

La capacidad de razonar de distintas formas, por el simple hecho de que nuestra gran virtud es la lógica, genera diferentes roces acerca de lo que es verídico o no. Más que nada por el ámbito espiritista, religioso, etc. Esta historia procede de tiempos actuales, en la ciudad de Orense, España. Una joven de 21 años, llamada Luciana, estudiante de Psicología, tuvo la suerte (para algunos) de independizarse. Se llevó todo lo que poseía de la casa de sus padres que vivían en Sevilla, y partió sola. Era una mujer fría y calculadora, las cosas por las que debió afrontar la hicieron ser así, no mantenía una postura emocional, sino más bien, burda. Su rostro pálido con ojos marrones y pelo negro le daban el toque preciso para ser un gran ejemplo de gente sin sentimientos. La imagen que aparentaba ocultaba lo que realmente iba a aprender a sentir. Vivía sola en una casa de una planta pero amplía, con su trabajo había logrado mantener su hogar en perfectas condiciones y dando el carácter de una buena estabilidad económica. Se percató de varios rumores y comentarios acerca de esa zona en la que vivía. Un lugar con un paisaje increíble y a la vez muy calmado. Pero no dio mayor importancia.Una semana vivida ahí, una semana de grandes cambios mentales, su cabeza estaba ida. Andaba torpe, se desencontraba fácilmente, y la afligía un miedo espantoso. Al llegar a la tarde a su casa, después de una dura jornada de estudio y trabajo. Sus manos se colocaron tensas, no podía ver un punto fijo, su cabeza la mareaba, comenzó a sentir frío, empezó a temblar, no veía nada, además todo comenzaba a ponerse oscuro.El cuerpo de Luciana apareció la mañana siguiente al borde de las costas, había muerto ahogada, pero con unas previas marcas, una parte de su pelo había sido arrancado ferozmente de cuero cabelludo, su ropa desgarrada, en su pálida y blanca piel se podían apreciar fácilmente símbolos y línea que ocupaban todo su cuerpo y que atormentaron a Luciana en los últimos instantes de su vida.Fue encontrada por un señor de la zona vecina, el cual alarmó inmediatamente a la policía. No tardó en llegar pero el cuerpo ya no se encontraba en ese sitio, desapareció. No se supo nada más de aquel suceso.Suelen decir que las olas tragaron su cuerpo, pero algo imposible y poco creíble debido a que la marea no aumenta en esa zona hasta que llega la noche, y la arena no se encontraba húmeda como suelen decir. O simplemente la familia Pagliotti, ex dueños de esa casa, se volvieron a despertar, para seguir aniquilando. Ellos fueron encontrados en actos de automutilación, sus mentes suicidas seguían en pie, y la fuerza de sus almas también. Su esencia nunca abandonó aquella casa de los horrores, continua ahí. Esa era su doctrina. Esa era su tesis.

jueves, 24 de enero de 2008

¿Fantasmas?

Los niños

Es la historia que sucedió en un pueblo de los alrededores del concejo de aller, hace 60 años aproximadamente, dos niños pequeños cogieron una extraña enfermedad bastante contagiosa, una niña de 8 meses y un niño de 4 años.los vecinos del lugar entraron en la casa sacando a los padres a la fuerza obligando a estos a dejar a sus hijos en la casa, cerrando puertas y ventanas con tablas y puntas, los llantos del bebe se oían día y noche. pasaron 3 semanas y el bebe dejó de llorar, pero aún se veía una cabecita asomada por uno de los huecos de una ventana que había quedado sin tapar.al cabo de 5 meses ya se suponía que el niño estaba también muerto, los vecinos del lugar subieron a la casa y clavaron una cruz de madera en una de las paredes exteriores de la casa en símbolo de los niños fallecidos, aún está esa cruz en la casa.yo la veo cada vez que subo a ese pueblo, los vecinos cuentan que por las noches se oyen los llantos desesperados de un bebé, incluso un vecino hace poco se aventuró a entrar en la casa y... salió de allí como si hubiese visto un fantasma porque asegura que la cuna, aunque vieja estaba allí y al acercarse se empezó a mecer sola, y lo más sorprendente y aterrante es que...aseguran que a las 3 de la mañana, se ve a un niño pequeño bajar por la cuesta de la casa y al llegar abajo desaparece sin dejar el menor rastro...

La muchacha del lago

Me encontraba con mis amigos en la escuela, platicando de cosas de terror y estábamos tan fascinados que mi maestra al vernos empezó a contarnos una historia que ocurrió hace tiempo, así mas o menos va la historia:era una noche de homecoming dance (baile de graduacion) y como siempre las parejas de enamorados se iban a algún lugar más cómodo para ellos. esa noche, una pareja de estudiantes, de los más populares, decidieron salir del baile e irse al lago para estar más tranquilos, sin tanta gente a su alrededor.el lago es una zona apartada y oscura donde no es nada prudente estar por la noche y mucho más imprudente para una mujer, pues ahí han tenido lugar abusos y violaciones.al cabo de unos momentos íntimos, la pareja escuchó algo, sobre todo ella sentía que algo no andaba bien y quería regresar a casa pero el chico no se lo permitía y aunque la chica insistía enfadada el chico la forzaba para que se quedara con él, así que empezó a gritar y justo en ese momento algo atrapó a la muchacha desapareciendo al instante, el chico no pudo hacer nada más que correr y correr y nunca se supo más de él, muchos dicen que ella se ahogó en el lago.desde aquel día, se cuenta que cada homecoming dance de esa misma escuela y sobre medianoche, ella se aparece con su bonito vestido blanco haciendo autostop. se dice que sólo alcanza a decir, - ¿me puedes llevar a casa?, es que mi novio me dejó aquí y todavía no ha regresado por mi, vivo a dos cuadras -. el conductor del vehículo accede y cuando voltea para decirle algo o para preguntar allí no hay nadie, la muchacha desaparece, pero cuando el conductor revisa el asiento trasero de su carro, donde la muchacha se sentó, está húmedo y frío.eso es lo que cuentan, y sólo les pasa a personas que van conduciendo solas en mitad de la noche.

Secretos

Esto es una historia que esta basada en hechos reales, una niña de 14 años de nombre teresa vivía con su madre en la ciudad de badajoz.no tenia padre pues había muerto en un accidente de trafico hace unos cuantos años, un día la madre se tuvo que ir a comprar al supermercado y teresa se quedó sola en casa, comenzó a chatear con uno de sus amigos, de repente escuchó un ruido que procedía de la cocina pero no le dio importancia, después de un rato volvió a escuchar de nuevo ese ruido y fue a ver lo que pasaba...cuando llegó a la cocina empezó a escuchar susurros que procedían de allí, al llegar vio como un niño de unos 4 años la señalaba y hablaba en un lenguaje desconocido. teresa corrió al salón, cogió el teléfono y llamó a su madre al móvil pero no contestaba.volvió encogida con el corazón en un puño, no vio al niño ni tampoco sus susurros, volvió a su habitación y como si no hubiese pasado nada siguió chateando. de pronto escuchó el chirrido de la puerta y vio la figura de su padre, que después de cinco segundos desapareció. entonces la madre de teresa entró por la puerta y ella corrió hacia su regazo y la abrazó. le contó todo lo sucedido, su madre mirando para otro lado se lo explicó: el chico era su hermano pequeño que falleció en la cocina a causa de un accidente y su padre se aparece el día que su hermano falleció.

suerte que "no encendiste la luz"

Hace unos dos años, en Granada capital, ocurrió un asesinato que llamó mucho la atención. Fue en un piso de estudiantes, donde vivían cuatro chicas. Una noche, dos de las chicas se fueron a sus respectivos pueblos ya que era viernes, para pasar el fin de semana. Las otras dos se quedaron en el piso. Una de ellas decidió irse a dormir al piso de una compañera de clase. Se fue dejando a la otra sola en la vivienda.Por la noche, la que se había ido a dormir fuera se dio cuenta de que no tenía pijama y volvió al piso a recogerlo. Fue a su habitación y no encendió la luz para no “despertar” a su compañera. Cogió el pijama que estaba en el armario y se fue de nuevo.A la mañana siguiente, cuando volvió, se dio cuenta de que la policía estaba en el piso y que los vecinos llenaban el pasillo. Se asustó mucho porque no sabía qué había pasado. Se dirigió a su habitación y vio que un “cuerpo” se encontraba en el suelo tapa-do con una sábana. ¡Era un cadáver! ¡Su amiga había muerto! ¿Cómo? Se puso muy nerviosa, un montón de preguntas se atropellaban en su mente y no encontraba ninguna respuesta.La noche antes un ladrón había entrado en el piso y, estando la chica sola, la mató después de robarle el dinero que tenía. Cuando la chica protagonista fue al piso a recoger el pijama, el ladrón se encontraba en su habitación y ya había asesinado a su compañera. Dicho hombre dejó escrito en el espejo de la habitación, con pintalabios rojo: “SUERTE QUE NO ENCENDISTE LA LUZ”.

miércoles, 23 de enero de 2008

La Novia Eterna

Toda mujer sueña con el día de su boda y mil fantasías pero que pasa cuando algo sale mal, de eso trata mi historia de eso y la tristeza que eso produce. Clara era de esas jovencitas que solo fantaseaban con el día de su boda y al lado de su novio se sentía feliz y protegida. Pero el día en que él le pidió que se casaran ella se sintió la mujer mas feliz del mundo, todo se preparó para la boda, hubo todos los preparativos para que la esperada ceremonia fuese la más hermosa e inolvidable del pueblo y valla que lo sería. Clara pertenecía a una familia adinerada ya que su padre era un empresario en el sector del textil, concretamente era experto en telas finas y de alta calidad. Su madre era la dueña del único almacén de maniquís del pueblo donde vendía las telas y prendas de vestir que le abastecía su querido esposo, allí tenía desde un calcetín hasta vestidos de novia.Clara escogió el vestido mas hermoso del almacén y todo estaba preparado para el gran acontecimiento del que ella fantaseaba y esperaba desde hacía mucho tiempo. Todo el pueblo fue invitado y Clara estaba tan nerviosa, llegó puntual al altar, pero se dio cuenta que su futuro esposo no había llegado. Pasaban los minutos y no había señas de él, hasta que una mujer apareció en la puerta de la iglesia y le dijo que su novio había huido con su hermana la noche anterior, Clara al oír esto comenzó a llorar su pena, desde ese día sólo lloraba, ni siquiera se había quitado el vestido de novia, su madre le decía que se quitase ese vestido y que viviera su vida, que era hora de superarlo, pero ella siempre le contestaba:-No mama, yo quiero ser una novia eterna.Para ella su vida ya no tenia sentido. Su madre al darse cuenta que ella deseaba quedarse así por siempre tomó una dura decisión .LA CONVERTIRIA EN UNA NOVIA ETERNA ya que al ver que ella comenzaba a morir de tristeza pensó en convertirla en maniquí para que así luciera su hermoso vestido por siempre y con el permiso de su madre los doctores comenzaron con su trabajo único en ese tiempo, cuando el trabajo estuvo terminado la colocó en su almacén.Dice la gente que por las noches ella sale de su aparador y recorre el almacén buscando venganza y cada persona se la encuentra después de la hora de cerrar no aparece al día siguiente, sólo aparece un maniquí más al lado de la novia.

Sara y Jeniffer

Esta historia pasó hace muchos años en un lugar alejado de la ciudad, en un pueblo de nueva jersey (eeuu). no se sabe si lo que pasó fue verdad o si es sólo una leyenda; pero los inquilinos que ahora viven en la casa donde ocurrió la desgracia dicen que a veces por las noches oyen los gritos de una chica y los llantos de otra chica, de voz parecida a la de la primera, pero más bonita y clara, como si fueran las voces de dos hermanas adolescentes.bueno; el caso es que, hace 40 ó 50 años atrás, en una casa grande de un pueblo de nueva jersey, vivía un feliz matrimonio con dos hijas de la misma edad, sarah y jeniffer, unas adolescentes de 16 y 17 años (jeniffer era la mayor). era una familia que lo tenía todo; amor, bastante dinero... los padres creían que eran la familia perfecta, pero ignoraban algo respecto a sus hijas: el gran odio que sarah sentía hacia jeniffer. tenía una gran envidia a su hermana; ya que era más guapa, más alta, tenía más suerte con los chicos, era admirada por todos, tenía una voz más bonita, era la más popular, era la mayor de ellas dos... pero había algo que sarah envidiaba muchísimo a jeniffer, mucho más que cualquier otra cosa: sus ojos. jeniffer no era vanidosa ni soberbia, pero no podía evitar decir que sus ojos eran su mayor orgullo, estaba orgullosísima de ellos, no paraba de alucinar con sus ojos, y es que eran perfectos: de un azul claro precioso, brillantes... y todos la admiraban por eso, todo el mundo le comentaba que tenía unos ojos preciosos.el caso es que una tarde sarah se quedó pensando en su cuarto sobre cómo podría destruir a su hermana jeniffer, ya que la odiaba mucho, y se le ocurrió una idea bastante cruel y sanguinaria, aunque no era raro porque sarah estaba volviéndose loca y enferma mental. su principal objetivo era hacer que los ojos de jeniffer dejaran de molestarla con su belleza, y que de paso jeniffer dejara de ser la mejor en todo. mientras sarah se quedó en la casa preparando y materializando su plan, jeniffer estaba dando una vuelta con las amigas por la ciudad, y los padres se habían ido al cine y al teatro, así que fue la ocasión perfecta para trazar su plan sin que nadie la viera.pasaron las horas, pasaron y pasaron, y se hizo de noche. eran las 10:00. jeniffer estaba yendo hacia su casa. venía muy contenta y sonriente. entró muy rápido en su casa sin mirar a su alrededor. fue a su cuarto y se encontró con su cuadro de comunión roto y tirado en el suelo. después empezó a recibir unas llamadas. era alguien amenazándola con arrancarle los ojos y con destripar a su club de fans. la voz le resultaba conocida. jeniffer se estaba asustando muchísimo, y también oía gritos fuera de la casa. era sarah, que lo hacía para asustarla más.diez minutos después, jeniffer salió de la casa, y, nada más salir, se detuvo. su boca se secó. su corazón se paró. se quedó de piedra con lo que vió. lo que había visto era tan enormemente horrrible, tan horroroso, que se arrancó los ojos para no ver más. era su propia hermana ahorcada de un árbol con tres puñaladas en el vientre y mirándola directamente a los ojos. las ideas de la desquiciada sarah habían quedado muy claras, y su venganza se había cumplido. estuvo dispuesta a morir a cambio de que jeniffer perdiera su felicidad, y, sobre todo, su mayor tesoro: sos ojos.

El fantasma gallípoli

Durante la primera guerra mundial, las muertes fueron cuantiosas. se han registrado muchos testimonios, durante la guerra y luego de ella, sobre avistamientos de figuras fantasmales de soldados. soldados muertos que aparecieron en sus propias casas, otros que avisaron a sus camaradas sobre peligros en el campo de batalla, soldados que día tras día, regresan a sus puestos en el campo de batalla, para pelear nuevamente las batallas en las cuales perecieron. el territorio de gallípoli ha sido escenario de numerosos misterios a través de los años.el fantasma de gallípolijohn kirkpatrick, el fantasma de gallípoli:a principios de la década de 1950, el arqueólogo norteamericano leon weeks, se encontraba realizando una investigación en gallípoli, en busca de reliquias de los combates de la primera guerra mundial.cierto anochecer, mientras contemplaba el paisaje rocoso, observó a un hombre que trepaba una colina tirando de una mula cargada con un cuerpo humano.el arqueólogo los siguió e intentó llamarlo, pero desaparecieron sin que lograra alcanzarlos. a la noche siguiente se repitió el encuentro, y weeks pudo apreciar mejor al caminante, y logró verificar que su cargamento era nuevamente, una figura humana.la escena se sucedió durante las noches siguientes, sin que weeks, lograra jamás darles alcance. cuando finalizó su tarea, se retiró de la zona sin resolver el misterio.años más tarde, en 1968, leon weeks observaba la colección de estampillas postales de un amigo, cuando se topó con una estampilla australiana que ilustraba a un hombre llevando un burro que cargaba con un hombre herido.se trataba de una estampilla emitida en 1965, en homenaje a john s. kirkpatrick, soldado británico, que sirvió de camillero en gallípoli.john y su asno, recorrían el lugar durante la guerra, salvando soldados heridos, que trasladaban hasta el campamento para su atención médica, hasta que el propio john fuera abatido en mayo de 1915, y sepultado entre las rocas del lugar.la batalla de gallípoli:batalla librada en 1915, en la península turca de gallípoli, durante la primera guerra mundial. fue una operación combinada entre británicos y franceses, destinada a conquistar constantinopla, que fracasó, y donde perecieron cientos de miles de soldados, incluidos voluntarios australianos y neozelandeses.

viernes, 18 de enero de 2008

No contesteis a éste teléfono movil.

NO CONTESTÉIS A ESTE NÚM DE TELEFONO MOVIL 670 113 9900
Yo me lo he grabado en la agenda del móvil con el nombre 'NO DESCOLGAR', así, seguro que cuando me suene y mire la pantalla me acordaré. Me ha llegado información de toda confianza sobre que se están efectuando llamadas a móviles desde el número 670 113 9900. Como veréis, el número no es habitual, ya que tiene 10 dígitos en vez de 9, que es lo normal.

martes, 15 de enero de 2008

El consuelo de los dos muertos

Esta historia trata de una joven, hija de nobles que una noche se fue con otras dos amigas para dormir juntas. esta joven vivía en un cortijo enorme, casi como un palacio. esa noche se supone que iban a estar con su abuela pero ésta (que estaba muy enferma) tuvo que marcharse al hospital dejando a las tres muchachas solas en el cortijo. aquella no fue un noche nada agradable, además de lo de su abuela, estaban en pleno mes de julio y una gran tormenta de verano caía sobre su comarca. asustadas por los ruidosos truenos que rompían contra las montañas cercanas decidieron cogerse de las manos para pasar mejor la noche, era un dormitorio muy grande con tres camas cada una al lado de la otra, con una ventana a la izquierda y la puerta a la derecha, era tan grande que dejaba un buen espacio entre ellas, pero a pesar de eso llegaron a tocarse las manos, cosa que las ayudo a pasar mejor la noche.
al dia siguiente sus padres volvieron trayendo con ellos a la abuela, algo extenuada pero mejor que la noche anterior y su hija empezó a contarles el miedo que habían pasado y como se dieron las manos para tranquilizarse, entonces la madre rio y les dijo que habia demasiado espacio entre las camas, las muchachas con incredulidad la llevaron a la habitación para demostrarle que si pero al tumbarse e intentar darse las manos descubrieron que les faltaban casi medio metro para tocarse, entonces la abuela se incorporo y dijo " quizas habia alguien mas que buscaba consuelo anoche, no solo los vivos pasan miedo".

lunes, 14 de enero de 2008

Llamadas perdidas

Todo comenzó en un triste bar, con una atmósfera íntima , que favorecía a los parroquianos. Oscar y sus amigos habían comenzado la noche hablando de anécdotas grotescas y despistes raros. Lucy contó que una tarde, su madre estaba viendo una película cuando en una escena comenzó a llover y ella se levantó como un resorte del sofá corriendo a quitar la ropa del tendedero. Juan recordó un día que, distraído, mordió la botella de cristal del refresco que sujetaba con su mano izquierda en lugar del bocadillo que tenía en la derecha. Uno de sus incisivos aún conservaba la fisura.

La noche avanzaba entre botanas y vasos vacíos con saldos de espuma. La conversación dio un giro macabro cuando Oscar sacó uno de sus temas predilectos: el de la ultratumba.

- ¿No han oído la historia esa de un funeral en el que sonó un teléfono celular dentro del ataúd? Es genial. Al parecer le dejaron al muerto el móvil encendido dentro de la chaqueta y cerraron la tapa, lo olvidaron allí...

- Eso es una tonta leyenda urbana, no inventes - dijo Jimena-. Igual que la del hombre que visitó un cementerio por la noche y le dio un infarto del susto que se llevó al enganchársele la gabardina en una rama que sobresalía del suelo. Son historias que se propagan de boca en boca. Siempre se cuentan diciendo que le
sucedieron a un amigo de un amigo, pero nadie las vive en carne propia.

- Bueno, ¿qué importa? -replicó Oscar-. En el fondo, lo que vale es que sean buenas historias. Todos podemos inventar una leyenda de esas y hacérsela creer a alguien.
Además, tampoco es imposible que ocurran. Imagínate, por ejemplo, que se entierra a un tipo con el celular encendido y recibe llamadas hasta que se acaba la batería...
Pues les juro que esto le pasó a un familiar lejano mío...

Con un movimiento que recordaba al de una gata en celo, Jimena se agarró al brazo de Oscar entre una risita nerviosa pidió que no la asustaran mas, pero eso alentó
aún más a Oscar para seguir con su historia.

- Que sí, de verdad... Y cuentan en el pueblo que el sonido despertaba a los cadáveres vecinos y aterrorizaba a los paseantes solitarios...

Oscar no pudo contener un brote de risa. Hizo una pausa y tomó su cerveza. La mirada sarcástica de sus ojos permitía adivinar una mente funcionando a toda máquina para combinar retazos de realidad y absurdo en busca de alguna ocurrencia que enardeciese la morbosa reacción de Jimena. Antes de que la hallara, sin embargo, Ramón quiso desviar la conversación hacia los dominios de lo asqueroso y, con su procacidad habitual, sacó a colación las historias de los cuerpos extraños que algunos médicos extraen del esfínter de sus pacientes. Pero lo que más hilaridad produjo fue su referencia a la broma que algunos gastan a sus amigos enviándoles un mensaje de texto como el siguiente: “Hemos instalado en su móvil un aviso de llamada mediante vibrador. Introdúzcaselo en el ano y le estaremos marcando toda la noche”.

De repente, y cuando se apagaba la breve carcajada colectiva que la intervención de Ramón había provocado, todos advirtieron que César llevaba largo rato sin hablar y
su semblante estaba tan blanco como hoja de papel. Se había echado hacia atrás. Parecía escondido. Jimena le preguntó si se encontraba mal. Él se acercó a la mesa y
apoyó sus codos en las rodillas:

- Estoy bien. Es que me han hecho recordar una cosa bastante desagradable..., algo que me ocurrió hace tres años. No me gustaría hacer bromas con ello. Nunca se lo he
contado a nadie.

La penumbra que César había creado en unos pocos segundos suscitó en sus amigos una mezcla de preocupación y curiosidad. Lucy, muy seria, le dijo que si lo contaba tal
vez se desahogaría y se sentiría mejor. Ramón propuso pedir otra ronda. César hizo un esfuerzo y, pensó un instante antes de comenzar a hablar. Todos se inclinaron hacia delante y prestaron una atención sincera a sus palabras.

- No, yo no quiero más cerveza... El caso es que... una mañana, en las prácticas de anatomía, estábamos haciendo unas disecciones y empezó a sonar un teléfono móvil. El
maestro levantó la vista del cadáver y con una mirada de reprobación recorrió el grupo que formábamos alrededor de la mesa. Algunos nos palpamos los bolsillos para comprobar que no llevábamos móvil. Otros sacaron sus teléfonos, pero ninguno de ellos estaba encendido. Sin embargo, el timbre seguía sonando. Por un momento pensamos que el que se escuchaba era el celular del maestro y algunos lo miramos. Él, sin decir palabra, hizo un gesto separando las manos como dando a entender que ni siquiera llevaba celular...

- ¡Jaja no me digas! Interrumpió Ramón. ¡A que el celular era del muerto!

César suspiró y le miró de reojo.

- Ya sé que es obvio, pero yo no lo pasé nada bien. El sonido era cada vez más alto, y no colgaban. Un compañero sugirió que el teléfono podría estar en algún armario o en alguna parte del laboratorio, pero era evidente que el sonido procedía de allí mismo, de donde estábamos agrupados en torno a la mesa de disección... Desde luego, el único que de ninguna manera podía tener un celular era el cadáver..., aunque a Ramón ahora le parezca una posibilidad muy clara.

»Todos estábamos perplejos. El sonido era sordo, como si saliera de algún agujero oculto que lo comprimía. El profesor comenzó a palpar el cadáver. Presionó la parte baja del abdomen y el sonido cambió de tono... Recuerdo perfectamente la cara del maestro transformada por el asombro, y el paso atrás que dieron algunos de mis compañeros. Estábamos muy asustados. Nos sabíamos qué hacer.

»Muy callado, el profesor continuó palpando aquella zona del cadáver. Sólo habló para decir que notaba una especie de temblor tenue... Y lo que todos temíamos se convirtió en realidad. Después de presionar el pubis, introdujo los dedos índice y corazón en el ano del cadáver y nos miró con la frente cubierta de sudor, con un gesto de satisfacción y escalofrío. El celular estaba en el recto del cadáver.

Ramón no pudo evitar la carcajada y contagió a Jimena y Oscar. Lanzándoles una mirada fugaz de reproche, César siguió, serio y pálido:

- El maestro hizo una incisión en el perineo y extrajo un teléfono pequeño, cubierto de adherencias purulentas y restos de excrementos resecos. Desde entonces tengo metido en la nariz un olor ácido de formol y carne putrefacta... Por fin el timbre dejó de sonar y en ese momento fue como si escucháramos un silencio angustioso. Yo creo que fue eso lo que nos hizo caer en la cuenta de la situación tan estrafalaria y asquerosa en la que nos encontrábamos. Un compañero se mareó, y el silencio lo rompieron las náuseas de una chica y la risa nerviosa de otro compañero... Yo recuerdo que sólo me preguntaba cómo no se había consumido la batería del celular en las dos o tres semanas que el cadáver llevaba almacenado allí.

»Como si él mismo no supiera de qué manera salir de aquella situación ridícula, el maestro limpió un poco el aparato y lo miró con cara de bobo. Hicimos coro alrededor suyo y pudimos ver que en la pantalla se anunciaban cuarenta y tres llamadas perdidas. El profesor pulsó instintivamente el botón de OK. Apareció la notificación de “un nuevo número”... Todas las llamadas correspondían a un mismo número...

César hizo una extraña pausa. Agarró la cáscara de un cacahuete y la aplastó entre sus dedos mientras miraba al centro de la mesa con los ojos como platos y un gesto de vacilación evidente. Sus amigos callaban y se miraban unos a otros. Lucy echó un trago. Sin que nadie dijera nada, César continuó:

- Las señales del pánico que me estaba invadiendo eran muy claras, pero todos las atribuyeron a lo escabroso de la situación... Les juro que sentí como si el universo entero se derrumbara dentro de mi cuerpo cuando comprobé que en la pantalla aparecía mi número de teléfono...

Las risas se habían esfumado. Oscar se atrevió a insinuar que quizá César se hallara tan impresionado que, bajo los efectos de la sugestión, se equivocase al leer el número.

- No reaccionó César. Me aseguré. Pestañeé fuerte varias veces y el número seguía allí, en medio de la mano enguantada del profesor. No sé cuántos segundos duró aquel tormento. Sólo recuerdo que el maestro apagó el celular y lo dejó en una bolsita de plástico.

Oscar emitió un soplido que expresaba una mezcla de susto e incredulidad. Los demás tenían su mirada fija en César, quien siguió hablando algo más tranquilo después de recorrer con la mirada la mesa:

- Aquella noche apenas dormí. A pesar de que me había apresurado a dar de baja mi número de teléfono y hasta había quitado el chip del aparato, cada poco me despertaba la melodía de mi celular y tardaba unos segundos atroces en darme cuenta de que el sonido procedía de una pesadilla. Al día siguiente tiré también el aparato. Lo dejé en un contenedor que había al lado de la puerta trasera de la facultad. No quise tirarlo a la basura en mi casa.
Oscar le preguntó si ahí terminaba la historia. Los demás movían su mirada entre Oscar y César como reconociendo la insatisfacción del primero. César se echó hacia atrás en su asiento:

- ¿Les parece poco...? Desde entonces raramente utilizo el celular. Conservo uno que me regalaron mis padres las navidades siguientes, pero apenas lo uso. Lo conservo porque fue un regalo.

La conversación se congeló. Intentando reanimarla, Ramón insistió en la posibilidad de que todo hubiera sido un efecto del miedo generado por la situación. César se obstinaba en negarlo:

- ¡Te digo que no, carajo! Estoy completamente seguro. Recuerdo perfectamente el número: 9991739582.

Tímidamente, los demás daban la razón a Oscar y Ramón, aunque sus gestos revelaban una especie de congoja mal asimilada. César había comenzado a recobrar el color de
su rostro y propuso pedir la cuenta.

Entonces, como un latigazo, comenzó a sonar la melodía de un teléfono celular, una de esas melodías estúpidas y estridentes.

Todos volvieron a clavar su mirada en César. Era el suyo, el que le habían regalado sus padres aquella navidad. César tragó saliva, lo sacó del bolsillo con manos temblorosas y, cuando echó un vistazo la pantalla antes de contestar, lo soltó como si fuera un hierro candente.

El aparato rebotó en la mesa y, sobre el suelo, se movía como una enorme mosca moribunda por efecto del vibrador. César palideció. El hilillo de un vómito apenas abortado le asomó por la comisura de la boca. Se agarró y su rostro se contrajo en un gesto de pánico profundo, cruel. Sus ojos se abrieron vacíos como si hubiera visto a un fantasma.


Lucy le puso la mano sobre la nuca y le dijo a Jimena que pidiera un vaso con agua. Oscar recogió el teléfono y miró la pantalla. Se quedó petrificado, en pie, sin apartar la vista. Ramón, Jimena y Lucy se acercaron a él. Parpadeando sobre el fondo de una luz verde fosforescente como la de un fuego fatuo, todos pudieron ver el número 9991739582.

Un leve hedor ácido se sobrepuso al aroma tostado de la cerveza.

viernes, 11 de enero de 2008

El espejo

Alguna vez habrás escuchado cantidad de relatos acerca de los espejos, que si miras fijamente puedes ver tu muerte, que si repites un nombre 7 veces la persona vendrá por ti en la noche, en fin. Pero lo que yo estoy a punto de relatarles no tiene comparación y les aseguro que nunca se verán en un espejo con la misma tranquilidad y de la misma forma.

Denny ha sido mi amiga desde siempre, conozco su carácter y sus miedos y sé que uno de ellos es mirarse a solas de frente al espejo. Cuando iba a cumplir 15 años, sus padres prepararon una fiesta muy especial con motivo de la llegada a la adolescencia, tenía un vestido azul celeste que les había costado meses conseguir y por lo tanto, lo guardaba con sumo cuidado.

Todos los días después de clase se lo ponía y se miraba horas en el espejo deseando que ese día llegase. Unas semanas antes de la fiesta, Denny tuvo una sensaciòn de soledad y de vacío que llegaron al grado de no dejarla dormir por las noches. Una de estas noches de insomnio, repentinamente tuvo la extraña necesidad de pararse y mirarse en el espejo. Cual fue su sorpresa que al mirarse en el espejo se vio a ella misma danzando en una pista de cristal que estaba bañada completamente en sangre pero extrañamente ni ella ni su vestido se manchaban de sangre.

De repente, el ruido del despertador la sacó de su profunda imagen y aún alterada y asustada y un poco confundida por lo que acaba de presenciar se dispuso a marcharse al colegio. Al regresar se encontró con que su vestido no estaba donde siempre solía dejarlo, desesperada buscó a su madre para que le explicara pero ésta no supo decirle. Corrió de vuelta a su cuarto y en el espejo se encontró con una nota que no estaba ahí en un principio. La nota decía: " Si quieres tu vestido busca debajo de las escaleras" Sin comprender lo que pasaba, bajó las escaleras y sintió como alguien venía cuidando sus pasos y como alguien esperaba el fin de estos al final de las escaleras, trataba de detenerse pero no podía , trató de gritar pero algo le sujetaba el cuello y el rostro , algo que ni ella misma podía ver, al llegar al final de la escalera vió su vestido roto y
arañado y completamente ensangrentado. Lo agarró y al hacerlo escuchó como si mil cristales se rompieran. Asustada, corrió a su cuarto cuando la puerta se cerró súbitamente frente a ella, podía escuchar como algo estaba dentro de su habitación, le gritaba a su madre pero no recibía respuesta, parecía como si estuviera sola completamente. De repente, todo se volvió silencioso, tan silencioso que podía escuchar su propio corazón latiendo rápido muy rápido.......

Despertó de un brinco, confundida sin saber que había vivido, miró a su alrededor y vio a
su madre que la despertaba con cariño. El día de la fiesta había llegado.... cuánto tiempo había estado dormida? sucedió aquel horrible momento? lo soñó? De un salto se levantó de la cama y abri su armario buscando su vestido.... intacto. El vestido estaba ahi donde siempre sin una sola arruga, sin una sola mancha.... listo para ella. Se arregló y marchó para la fiesta , pero no notó que su espejo estaba roto, que tenía la nota aquella que le avisaba de su vestido y que por las hendiduras del espejo se podía ver algo tratando de salir...

Todo marchaba de maravilla, la fiesta un éxito, mucha gente, amigos, familia y llegó la hora del vals.... el padre pasó al frente para ese primer baile de niña a mujer cuando de pronto alguien dio un mal paso y salpicó el hermoso vestido celeste de mi amiga. Jamás olvidaré la mirada de mi amiga... sin pensarlo volvió a ver al culpable de tal accidente y sin pensarlo cogió uno de los vidrios y se le abalanzò hiriéndole en el cuello, rasguñándole la cara , la sangre saltaba hacia ella y parecía que le diera fuerza, varias personas se le abalanzaron para detenerla pero no podían con su ira, lastimó a su madre , a sus hermanos, lanzaba maldiciones y sacaba fuerza del miedo y de la histeria de los demás pero sobretodo de la sangre, de la sangre de aquel que con todo el gusto del mundo había preparado la fiesta, de quien había visto la transiciòn de niña a mujer de aquella ahora transformada bestia, la sangre de aquel que la amaba más que nada ni nadie en el mundo, la sangre de aquel que por azares del destino tropezó tirando un vaso encima del vestido de esa quinceañera, aquella que ahora le quitaba la vida a su propio padre, ante los ojos de familiares y extraños, ante la impotencia de todos, tratando de impedir la muerte sin poderlo lograr.

El padre murió sin poderlo evitar, se desangrò en el vestido de su hija que inconsciente yacía junto al que fuera su padre.... al regresar en sí no comprendía lo que sucedía ante sus ojos, comenzó a gritar sin consuelo y con gran desesperación, abrazaba el cuerpo de su padre y mientras en su cuarto el espejo misteriosamente ya no aparecía roto y una sombra se visualizaba al fondo del espejo como observando lo que acababa de suceder.

Mi amiga? Lleva 10 años en una Institución de salud mental y jura que no recordar haber asesinado a su padre.