viernes, 18 de julio de 2008
La oscuridad extraña
La luna no habia asomado todavia su cabeza. Era sin embargo inminente la llegada de la noche, y yo apenas habia abandonado aquel caserón viejo y oxidado de los extrarradios de la ciudad, que en otros tiempos pudo ser el lugar vacacional de altos mandatarios pero que ahora emanaba un olor de podredumbre mezclado con el de las plantas. El caserón era inmenso, su fachada estaba totalmente cubierta por vegetales y la disposición, en su interior, era hexagonal con numerosos patios con fuentes de agua. Yo me situaba en uno de los patios más alejados de la entrada principal, junto a mis amigos frente a frente, sentados alrededor del conocidisimo juego de ouija, pero como ya he dicho anteriormente se hacia tarde y nosotros todavia seguiamos a la espera de alguna respuesta de ultratumba, algun signo de encantamiento. Sin resultados, decidimos marcharnos, no en vano, hasta el dia siguiente, entre jadeos y risas, arrastrando las piernas en señal de cansancio. Todos fuimos abandonando el patio donde nos encontrabamos, uno a uno, intentando recordar el camino de salida. Pero, aunque memorizamos el camino, algo en nuestras mentes falló y ninguno de los siete que formabamos el grupo supo acordarse. Nosotros seguimos caminando, precipitadamente, buscando la salida a aquel laberinto de patios y pasillos, a medida que nuestro corazón acrecentaba su ritmo por la angustia a la llegada de la noche. Negro era el color que en el cielo ya pintaba y nosotros nos hallabamos sentados en el suelo de alguno de los patios, en una esquina, angustiados por la situación y sin apenas dirigirnos la palabra. La oscuridad era casi total, solo se distingian las estrellas en el cielo, frente nuestra era todo negro. Con miedo, esperamos sentados dos o tres horas, ahora si, hablando y autocriticando nuestra torpeza por haber olvidado el camino. Sin olvidar que todavia habria de esperar al menos seis o siete horas para el amanecer, decidimos levantarnos y tantear lo que se encontrase a nuestro alrededor. Sabiamos que frente al caserón habia una carretera secundaria y que al menos era iluminada por algunas farolas por lo que cerca de la entrada habria un poco de luz al menos para salir a la calle. Sin embargo, era demasiado arriesgado moverse del sitio sin luz ya que el suelo no era precisamente de planta regular, numerosas piedrecillas, plantas e incluso arboles cubrian el suelo y era casi suicidio andar en la oscuridad. La espera se hizo larga, y mientras tanto hablabamos para distraer nuestra atención, pero uno de nuestros compañeros se dio cuenta tras cabezear de que el cielo no era lo que nos cubria. Asombrosamente el cielo habia desaparecido, encima nuestra no habia nada, era la oscuridad lo que lo cubria todo. Las estrellas no eran ya visibles. Pero tambien pudimos caer en cuenta de que una luz blanca empezó a hacerse visible, de algun lugar del patio algun foco nos iluminaba. No entendiamos nada, todo resultaba confuso, el ruido de grillos se silenció y una sensación de calor invadió nuestro cuerpo. El patio ya no era un patio si no una habitación vacia y de paredes blancas, suelo blanco y techo blanco. De todas formas nuestro cerebro seguia sin comprender las dimensiones del sitio donde estabamos. Parecia pequeño pero si tomabamos algun otro punto de referencia la habitación aumentaba aparentemente de tamaño.Todo resultaba extraño. Estabamos asustados pero seguiamos sentados en el suelo, en aquella esquina del antiguo patio. Sin embargo no recuerdo más de aquella escena. Mis recuerdos saltan directamente a otro punto del tiempo donde recuerdo que la habitación era de color rojo y yo y mis compañeros estabamos de pie, en fila, atravesando uno de los patios cuando una cuchilla proveniente del techo nos atraviesa a todos partiendonos en dos partes y mi cabeza rodaba viendo todo girar en torno a mi y notando que mi cuerpo estaba en alguna otra parte del pasillo. Era todo terrorífico y nuestro (mi) desconcierto excepcional. Pero de pronto todo se vió interrumpido cuando levanté mis parpados. Supuse somnoliento que todo aquello habia sido un sueño, puesto a que la luz era fuerte. Mis compañeros seguian a mi lado todavia dormidos y me dispuse a levantarlos a gritos. Todos se contentaron debido a la llegada del dia, ya podiamos abandonar aquel edificio y regresar a casa, teniamos hambre y nuestros musculos destrozados.Nos levantamos del suelo y corriendo intentamos localizar la salida. De hecho divisabamos al fondo una potente luz proveniente de algun gran hueco, que supusimos que seria la alguna puerta de acceso al edificio. Cada vez nos encontrabamos mas cerca de aquella puerta, a zancadas nos ibamos acercando, pero cuando nos encontrabamos casi en frente de la puerta caimos en algun agujero o zanja del suelo. Uno tras uno fuimos picando en la trampa y todos acabamos en aquel agujero, de poca profundidad pero con altura suficiente como para no ser escalado facilmente. Nuestros huesos parecian romperse y apenas teniamos fuerza para levantarnos.Todavia llegan a mi mente recuerdos de aquella experiencia, ya sin embargo con poca claridad. Y yo ahora desconozco el lugar de nuestro paradero, la oscuridad más extraña nos invade, sigo dudando de si todo fue real, o si todavia estoy en este mundo. Aunque sigo conservando esperanzas de que todo esto sea unsueño, pues quiero volver a ver la luz del dia.¿Cuándo despertaré?
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1 comentario:
pero si el tio que cuenta la historia dice que todavía no ha salido de la casa como es que ha publicado esta historia¿¿??
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