miércoles, 28 de mayo de 2008

La casa de los sustos

Muy cerca de donde vivo, hace ya algunos años, unos fanáticos del terror compraron una casona abandonada, muy grande y de estilo colonial, para hacer una verdadera casa de sustos.Esa casa era muy famosa entre los buscadores de leyendas ya que se creía embrujada.Tenía un verdadero aire espectral, nunca le pegaba el sol, su fachada de piedra gris producía escalofríos, era un ambiente muy propicio para los amantes del terror.La casa fue la sensación, los comentarios de quienes salían espantados eran muy buenos, lo que hacía que todos quisiéramos entrar, algunos amigos juntamos el dinero para la entrada y nos aventuramos al espeluznante mundo del terror.Como era de esperarse la casa era impresionante por dentro, con pisos de madera vieja que rechinaba al pisarla, paredes desgastadas con cenefas en lo alto, ventanas llenas de polvo y con cortinas de terciopelo raído, el olor a viejo daba un toque exquisito y la frialdad de aquel producía una sensación natural de miedo.Para cada cuarto había una temática diferente, una perfecta ambientación, actores que de verdad daban miedo, iluminación muy escasa basada en velas, entrabas en grupo y se supone que cada cuarto tenía un guía que te explicaba la historia y desaparecía para dar paso a los actores que siempre lograban que salieras corriendo al otro cuarto.Nos tomamos de las manos para no perdernos y en una de las corretizas entramos a un cuarto muy lúgubre, en medio un hombre viejo, con aspecto cansado y voz ronca nos recibió, nos advirtió que viviríamos una experiencia que nunca olvidaríamos, abrió otra puerta y nos invitó a pasar.La puerta conducía a unas escaleras de caracol, seguramente para el servicio de la casa, y que llevaban directamente al sótano de la casa, al llegar el hombre nos indicó que nos relataría su propia historia, el sótano estaba lleno de muebles y cosas viejas apiladas dejando un pequeño pasillo por el cual caminaríamos, había telarañas por todos lados, sábanas rotas, en verdad era muy escalofriante y solo teníamos dos velas para guiarnos.Llegamos a un espacio donde se encontraba una niña en el suelo, con palidez mortal, el maquillaje era increíble, esas ojeras y el color azulado de sus labios, se podía notar perfectamente las marcas negras en su pequeño cuello, excelente actriz, proyectaba una seriedad de piedra y sus ojos no desviaban la mirada hacia otro lado que no fueran los nuestros.El hombre nos contó que era su hija, su princesa, la alegría en su vida, pero esas voces, esos demonios lo obligaron a ir con ella, la calidez corporal y la fragilidad de su cuello era tan tentador, inevitable, y su delicioso gesto de incredulidad y de terror.Seguimos caminando y en otro espacio encontramos un viejo tocador de madera, y en el taburete una figura delgada, pálida, cepillando su áspero cabello largo, el escote en la espalda dejaba ver heridas profundas, su camisón teñido de sangre seca, su cara desfigurada por los cortes, en verdad era algo impactante.De nuevo hombre contó que ella era su esposa, la compañera que había jurado estar con él en las buenas y en las malas, la que lo había traicionado al no creer en esos seres que habitaban en él, la que no despertó para detenerlo y evitar que asesinara a su hija, por ello bajo a la cocina, tomó el cuchillo más filoso y dio muerte a la traición.Y al final del pasillo, de la nada apareció pegándonos el susto mayor, cayó casi encima de nosotros el cuerpo del hombre colgado de una soga atada a la tubería, suspendido, dando medios giros, que excelente maniquí, tan real, tan desesperante.El hombre salió delante de nosotros y nos indicó una puerta, con su voz escalofriante nos agradeció haber escuchado su historia y nos advirtió que existen fuerzas malignas que rondan en busca de una víctima.Salimos al costado de la casa, nos dirigimos a la entrada, un joven de staff tomo su radio e informó que nos había localizado, nos preguntaron por qué nos habíamos desviado del tour y dónde habíamos estado, nos extrañó mucho, les comentamos que el sótano nos había parecido sorprendente y se nos quedaron viendo muy raro, en el sótano se guardaba la utilería y controles, ahí no había ninguna atracción, incluso nos metieron a la casa y nos enseñaron que la puerta por donde entramos tenía un candado.Ante nuestra increíble experiencia insistimos en bajar al sótano, donde no había nada, ellos decían la verdad, lo que habíamos visto ya no estaba, era imposible.Durante los meses que estuvo abierta se reportó el mismo incidente en varias ocasiones, hasta que fue clausurada tras la muerte por paro cardíaco provocado por estrés en una joven, precisamente en el sótano.Actualmente la casa se encuentra abandonada, alguien colocó una vieja sección de periódico en la que el titular anuncia un trágico asesinato y suicidio, en el pórtico se alcanza a ver una vela encendida, aunque los vecinos ignoran quien la prende o la cambia cuando se consume.Yo evito pasar por ahí, y si tengo que hacerlo procuro mirar hacia otro lado, me invade el sentimiento y seguridad de que mi vista se posará en el lugar exacto donde la figura del hombre misterioso espera la llegada de algún visitante al cual contarle su historia.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

es una buena historia javier
no hace falta que me des las gracias por el comentario
con más historias como esta estaré agradecido

Javier dijo...

okok. pos ya no se que ponerte por que mas quitao la gracia de decir "gracias"

Anónimo dijo...

sabes lo que dijo un tio pai
dijo: si lo que vas a decir no es más bonito que el silencio, no lo digas
jejeje

Anónimo dijo...

aunque claro
aquí no hay nada de silencio porque escribir no es hablar